En numerosas ocasiones, hemos escuchado hablar sobre el estilo de vida; incluso, suele existir la certeza de que un “buen estilo de vida” tiene un impacto positivo en la salud de las personas.
Éste se conforma por una compleja relación entre múltiples factores del individuo y su entorno y se moldea a lo largo del curso de la vida. Su estudio resulta relevante, ya que la forma en la que vivimos repercute directamente en nuestra salud, como se ejemplifica en la siguiente imagen:
Te invitamos a revisar el contenido de esta UAPA, ya que te ayudará a responder las siguientes preguntas:
La salud, según el preámbulo de la constitución de la Organización Mundial de la Salud (1948), es un “estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (p. 100).
Citando al profesor Piédrola Gil (1907-1996), “la salud es algo que todo el mundo sabe lo que es hasta el momento en que la pierde o cuando intenta definirla” (“Concepto de salud”, s. f.). Si bien la salud es un recurso necesario para la vida cotidiana, no es el objetivo de ésta. La forma en la que vivimos está estrechamente relacionada con nuestra salud; bajo esta observación, surge el concepto de estilo de vida.
Acuñado a principios del siglo XX, en la bibliografía, encontramos que el uso del término “estilo de vida” inició en el campo de la psicología. En la siguiente línea del tiempo, podrás ver distintas definiciones, desde su primer uso y hasta la actualidad:
Carl Jung: “Estilo individual propio de uno” con impacto en la personalidad (Jung, 1961, p. 136).
Alfred Adler: “El estilo de vida es la manera especial en que un ser humano afronta la vida y responde al desafío de la existencia; cómo se siente, piensa, quiere, actúa; cómo percibe y cómo utiliza sus percepciones” (Adler, 1929, p. 50).
Hall y Lindzey: “Principio o sistema que afecta todas las manifestaciones vitales del individuo” (Hall y Lindzey, 1957, citados en Nawas, 1971, p. 93).
Anshacher y Ansbacher: “[...] la psique misma, la mente unificada [...] el significado que los individuos dan al mundo y a ellos mismos, sus metas, la dirección de sus esfuerzos y las aproximaciones que hacen a los problemas de la vida” (Anshacher y Ansbacher, 1965, p. 349).
Niwe: “El modo de comportamiento del individuo, unificante y cohesionante, relativamente único y tendiente a una meta —es cognoscitivo, afectivo, motor e interpersonal—” (Nawas, 1971, p. 94).
Henderson, Hall y Lipton: “Conjunto de pautas de conducta y hábitos cotidianos de esa persona, o más simplemente, la forma de vivir de una persona” (Henderson, Hall y Lipton, 1980, citados en Rodríguez, 1995, p. 233).
Lalonde: “Conjunto de decisiones que toma el individuo con respecto a su salud y sobre los cuales ejerce cierto grado de control” (Lalonde, 1983, citado en González et ál., 2012, p. 5).
OMS: “Los estilos de vida son patrones de conducta que han sido elegidos dentro de las alternativas disponibles para los individuos, de acuerdo a sus posibilidades de elegir y a sus circunstancias socioeconómicas” (Organización Mundial de la Salud, 1986).
Tavera: “Los tipos de hábitos, actitudes, conductas, tradiciones y actividades de una persona o de un grupo de personas, frente a las circunstancias en las que el ser humano se desarrolla en sociedad o mediante su quehacer diario y que son susceptibles de ser modificados” (Tavera, 1994, citado en Sanabria-Ferrand et ál., 2007, p. 208)
Sanabria y colaboradores: “Un estilo de vida saludable está estrechamente relacionado con una dieta equilibrada, el mantenimiento del peso corporal, la práctica habitual de actividad física y la abstención del consumo de alcohol y tabaco, entre otros” (Sanabria-Ferrand et ál., 2007, citados en Cruz et ál., 2016, p. 16).
Estilo de vida a lo largo de la historia
Como pudiste ver, existen numerosas definiciones; esta línea del tiempo nos ayuda a resaltar la complejidad del término. En esta unidad, para referirnos al estilo de vida, se usará una reestructuración de la definición propuesta por Tavera (1994, citado en Sanabria-Ferrand et ál., 2007, p. 208):
“Patrón de conducta en la vida diaria conformado por la alimentación, actividad física, consumo de drogas (legales e ilegales), manejo del estrés, relaciones personales, hábitos de sueño y medidas preventivas influenciadas por ‘hábitos, actitudes y tradiciones’ con base en el ambiente y las circunstancias en las que se desarrollan las personas, y que son susceptibles de ser elegidas y modificadas”.
Todas las personas tienen un estilo de vida diferente y se encuentra condicionado por las características biológicas, psicológicas y socioculturales, lo cual está estrechamente relacionado con los determinantes sociales de la salud.
Se puede afirmar con seguridad que hay múltiples estilos de vida saludable, todos con la característica particular de mejorar la calidad de vida de las personas que los llevan a cabo (Infiesta et ál., 2004, citados en Grimaldo, 2010, p. 19); desafortunadamente, también existen tantos estilos poco saludables como podamos imaginar y que repercuten directamente en la salud, incrementando el riesgo de padecer múltiples enfermedades.
(s. a.) (2022). Aspectos del estilo de vida perjudiciales para la salud [esquema]. Basado en https://www.doktuz.com/images_wikidoks/doktuz-prevencion-estilos-de-vida-saludable_1.jpg
Nuestros patrones de conducta sin duda afectan la salud de manera positiva o negativa y se conforman a través del curso de la vida. Su influencia exalta la relevancia del tema y nos lleva a preguntarnos en qué momento del curso de la vida se conforma el estilo de vida. A continuación, lo revisaremos.
Acerca del curso de la vida, la Organización Panamericana de la Salud (2017) señala que “comprende la sucesión de eventos que ocurren a lo largo de la existencia de las personas y poblaciones, los cuales interactúan para influir en su salud desde la preconcepción hasta la muerte o, incluso, trascender a futuras generaciones”.
La académica Pedrosa Islas escribe al respecto:
En el campo de la salud, el curso de vida es una mirada de largo plazo, donde las decisiones y acciones propias tendrán repercusiones en el presente y futuro de la trayectoria propia y, según el caso, en las trayectorias de otros integrantes de la familia, cualquiera que sea su modalidad.
Pensar que el curso de vida se va configurando por el ambiente físico, social, económico, histórico, político, cultural, social y familiar pareciera dejarnos indefensos ante los embates de fuerzas ajenas a nosotros; sin embargo, enfrentamos tales influencias y las adaptamos. A lo largo de nuestras trayectorias, también nuestro estilo de vida influye favorable o desfavorablemente, por lo que la posibilidad de decidir y reconocer las oportunidades que, al mismo tiempo, nos ofrecen los distintos contextos, nos invita a la acción consciente sobre nuestra propia salud y buen vivir*.
Visualizar la salud como parte del curso de la vida nos permite alejarnos del concepto errado de la salud como opuesto a la enfermedad y sienta las bases para comprender por qué la forma en que vivimos individualmente y como sociedad determina la salud de nuestro presente y futuro. El estilo de vida está durante todo el curso de ésta, como se puede ver en el siguiente video:
Estilo de vida durante el curso de la vida
La salud no es únicamente reflejo del presente del individuo, independientemente de la edad; la salud está relacionada, en gran medida, con los momentos previos en el curso de la vida y con los determinantes sociales. Visualizar la salud como un fenómeno que surge a lo largo del curso de la vida resalta la responsabilidad de la salud pública de promover, en todo momento, acciones que permitan al individuo desarrollarse de manera sostenible. Aunque hay momentos críticos donde las intervenciones para mejorar la salud tienen un gran impacto, como en la primera infancia o la adolescencia, cualquier momento es bueno para promover estilos de vida saludables (Organización Panamericana de la Salud, 2017).
El individuo en todos los momentos del curso de la vida generalmente es libre y capaz de decidir sobre sus conductas, compartiendo esta responsabilidad con el Estado, el cual debe proveer, a través de la promoción de la salud, recursos y conocimientos que permitan optar por estilos de vida saludables. Como médicos, es nuestra responsabilidad atender de manera integral el estilo de vida incidiendo en la generación de conductas saludables. Para llegar a esto, repasaremos primero los componentes del estilo de vida.
* Agradecimiento a la autora Laura Avelina Pedrosa Islas por su contribución en este fragmento de la UAPA.
Como vimos en las secciones anteriores, el estilo de vida se refleja prácticamente en todas nuestras acciones cotidianas; se instaura y moldea durante el curso de la vida y depende, en gran medida, de las circunstancias externas al individuo. Para visualizarlo fácilmente, estos patrones de conducta se observan por separado en distintas acciones, expuestas en el siguiente esquema:
Es común que se mencionen estos componentes por separado aun cuando están estrechamente relacionados unos con otros; por ejemplo, las relaciones sociales poco saludables pueden conducir a un mayor estrés que genere descuidos en los hábitos alimenticios o los de sueño. Como médicos, es importante abordar estos componentes de manera integral para identificar áreas de oportunidad en los estilos de vida de los pacientes.
Hasta el momento hemos visto la importancia que tienen los estilos de vida en la salud de las personas, los cuales tienen múltiples componentes y son tan diversos como los individuos. El primer paso para promover un estilo de vida saludable es conocer el que se está llevando a cabo.
En esta actividad, no hay respuestas correctas o incorrectas; lo importante es que analices tu estilo de vida.
¿Alguna vez has escuchado a un médico hacer todas estas preguntas? Indagar sobre el estilo de vida de las personas es el primer paso para instaurar acciones propias de estilos de vida saludables. Con esta actividad, has identificado algunos de tus patrones de conducta. En los temas subsecuentes, podrás ver qué tan saludables son, y algunas acciones para mejorar.
Si has identificado algún problema en particular y necesitas ayuda, ponte en contacto con los expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a través de los contactos de ayuda.
Ahora que hemos visto qué es el estilo de vida y sus componentes, es momento de conocer las ventajas que otorga llevar a cabo un estilo de vida saludable. Este beneficio es de conocimiento popular; por desgracia, no es tan popular en la práctica.
En México, menos de la mitad de la población de 18 años o más declara ser activa físicamente (véase Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 2020, p. 9). El riesgo al que predisponen los componentes de estilos de vida poco saludables (sedentarismo, alimentación deficiente o poco saludable, adicciones, sueño de mala calidad, etcétera) está bien documentado: existe un importante efecto negativo frente a la salud y calidad de vida; por ejemplo, se ha identificado al tabaquismo como factor de riesgo para, al menos, seis de las principales ocho causas de muerte en el mundo (Reynales-Shigematsu et ál., 2017, p. 19). A continuación, se enlista una serie de evidencias que refuerzan los efectos de un estilo de vida saludable en las personas que deciden llevarlos a cabo:
Alimentación
Actividad física
Drogas
Estrés
Relaciones positivas
Sueño
Medidas de prevención
Los beneficios que aportan determinadas acciones o comportamientos mejoran significativamente la calidad de vida. Tanto las personas sanas como aquellas que viven con alguna enfermedad se benefician de llevar a cabo un estilo de vida saludable. Como hemos mencionado, llevar estas acciones a cabo no depende únicamente del individuo, es también responsabilidad del Estado instaurarlas a través de diversas actividades de promoción. El equipo de salud es el portavoz de estas actividades. En la siguiente sección, hablaremos a profundidad del rol del médico en la promoción de estilos de vida saludables.
Seguramente pensarás cómo es que algo tan complejo puede abordarse a través de un único profesionista. La realidad es que, de manera ideal, debería existir un grupo multidisciplinario, conformado por disciplinas como psicología, fisioterapia, enfermería, nutriología, medicina, entre otras, encargado de atender las necesidades de la población. En nuestro país, este equipo multidisciplinario representa una utopía en construcción, por lo que el médico general debe estar capacitado para cubrir esta necesidad de la mejor manera.
A lo largo de la historia, el papel del médico en la sociedad ha evolucionado, pasando de ser una máxima entidad autoritaria hasta convertirse en un consejero experto, un amigo o un maestro (Emanuel y Emanuel, 1999, p. 113). Aun con una relación que ha cambiado tanto, el objetivo sigue siendo el mismo: preservar la salud de las personas y promover una mayor calidad de vida en los pacientes.
A lo largo del curso de la vida, los médicos tienen el poder de realizar actividades de prevención y promoción de la salud; por ejemplo, frente al envejecimiento creciente de la población, donde se estima que para el 2050 el porcentaje de habitantes del planeta mayores de 60 años se duplique (Organización Mundial de la Salud, 2021), las intervenciones gerontológicas individuales o poblacionales que los médicos implementen para promover un envejecimiento exitoso se reflejarán sin duda para bien.
Todas las acciones que los médicos realicen en torno a su deber tienen que llevarse a cabo con profesionalismo, siguiendo determinados principios y compromisos que se exponen en el siguiente cuadro sinóptico:
(s. a.) (2022). Profesionalismo médico [cuadro sinóptico].
Basado en Giacomantone,
Ó. A. y Suárez, I. B. (2009). “Profesionalismo médico, su relación con
la educación médica del siglo XXI”.
El profesionalismo médico se sintetiza en el respeto que nos debemos unos a otros. Rescatar el humanismo en la medicina a través de conductas empáticas, cálidas y respetuosas basadas en los principios y compromisos de nuestra profesión es, sin duda, parte del rol que debemos adoptar. Comprender este perfil profesional es una herramienta importante para cualquier práctica médica; en lo que respecta a intervenciones sobre estilo de vida, es fundamental.
Las estrategias de cambio de comportamiento tienen como eje una adecuada relación médico-paciente. La entrevista médica motivacional, el uso de un lenguaje asertivo y claro, realizar consejería, expresar empatía, organizar los momentos de cambio de comportamiento y establecer metas y acuerdos son sólo algunas de las herramientas que podemos utilizar para establecer criterios generales que lleven a las personas a estilos de vida saludables (véase Sim et ál., 2009, p. 887). El profesionalismo permite a los médicos involucrarse mejor con las personas, de modo que se puedan promover de manera más eficiente los estilos de vida saludable.
A lo largo de este recorrido, has podido notar múltiples patrones de conducta en tu vida, en la de tus seres cercanos o en la de las personas con las que interactúas, que son más o menos saludables. No hay un solo estilo de vida saludable; éste deberá implementarse de manera individual acorde a las características de quien va a llevarlo a cabo y el contexto donde se desenvuelve.
Como médicos, después de entablar una adecuada relación médico-paciente con las habilidades de comunicación pertinentes, en el marco del profesionalismo de nuestra licenciatura, podemos fomentar la cultura del cuidado de la salud como un valor en las personas, transmitiendo criterios generales para ayudar a los pacientes a tener un estilo de vida que les ayude a mejorar su calidad de vida. Además de la consulta individual, debemos aprovechar las oportunidades de nuestra profesión para establecer estos criterios a un nivel poblacional. A continuación, se enuncian algunas acciones propias de estilos de vida saludables:
No hay un solo patrón dietético que sea óptimo para todos. La dieta debe ser personalizada con base en las preferencias personales, la cultura, las tradiciones y el presupuesto (US Department of Agriculture/US Department of Health and Human Services, 2020, p. 17).
La dieta se conforma por todos los alimentos consumidos en la vida cotidiana; todos tenemos una dieta, y no es necesariamente para bajar de peso. Los alimentos nos ayudan a cubrir las necesidades energéticas y metabólicas en el organismo (véase la siguiente infografía basada en US Department of Agriculture/US Department of Health and Human Services, 2020, p. 133; Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, 2012; Houlden et ál., 2018, p. 405; Organización Mundial de la Salud, 2016, p. 1.).
Alimentación saludable
En nuestro país, hasta el 50 % de la población ha sufrido de inseguridad alimentaria (Shamah-Levy et ál., 2020, p. 181). Es una realidad que el ingreso económico limita en gran medida lo que comemos, por lo anterior se recomienda:
La actividad física puede realizarse de múltiples maneras a lo largo de la vida; hay, al menos, cinco rubros que determinan su efectividad; cada uno se modifica acorde al grupo etario y las características individuales (intensidad, duración, frecuencia, modalidad, progresión) como se puede ver en la siguiente infografía:
Componentes del ejercicio y recomendaciones
Para información más detallada sobre la actividad física en distintos momentos del curso de la vida y situaciones particulares, se recomienda visitar la siguiente página .
Llevar a cabo una adecuada higiene del sueño, según la Clínica del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM (s. f.), se debe a:
Población | Horas de sueño |
---|---|
Recién nacidos (0-3 meses) | 14-17 |
Lactantes (4-11 meses) | 12-15 |
Niños de 2-6 años | 10-14 |
Niños de 7-12 años | 9-11 |
Adolescentes y adultos | 7-9 |
Ancianos | 5-6 |
(s. a.) (2021). Horas que hay que dormir según grupo etario [tabla]. Basada en Martínez, M. A. (2016). “¿Cuánto hay que dormir para un sueño saludable?”.
Respiración diafragmática
Relaciones positivas y negativas
Respecto al consumo de tabaco y drogas ilegales (estimulantes, depresoras, alucinógenas) lo mejor es evitar completamente su consumo. Existen múltiples formas de intervenir para evitar el consumo de drogas, tanto las medidas farmacológicas como las no farmacológicas; se ha observado que la combinación de ambas es más efectiva que una u otra por separado (véase Jhanjee, 2014, pp. 116, 117). Al respecto, véase la siguiente infografía (basada en Medina et ál., 2002, p. 21; US Department of Agriculture/US Department of Health and Human Services, 2020, p. 49; Mayo Clinic, 2022).
Consumo de sustancias
Medidas preventivas durante el curso de la vida
Los médicos podemos promover una serie de acciones que fomenten la cultura de la prevención como un valor en todos los momentos del curso de la vida, bajo la premisa de que un buen estilo de vida mejorará la salud, en el presente y el futuro. Existen tantas medidas preventivas como riesgos o tragedias a mitigar. Llevarlas a cabo forma parte de estilos de vida saludables.
Ciclo de la vida
Algunas de estas medidas preventivas son:
Para más información sobre educación sexual integral, se recomienda la revisión de las Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad (2018).
Hay que realizar un esfuerzo consciente por visibilizar las problemáticas sociales a las que nos enfrentamos en todo momento del curso de la vida; podemos crear ambientes que propicien estilos de vida saludable si trabajamos con responsabilidad social, por ejemplo, fomentando la cultura de la denuncia, cuidando nuestra huella de carbono y participando en actividades de voluntariado.
En todos los momentos del curso de la vida estamos expuestos a diferentes riesgos del entorno, por lo que debemos:
Como pudiste observar, hay una gran cantidad de acciones que podemos llevar a cabo para instaurar un estilo de vida saludable. A continuación, tendrás la oportunidad de conocer el estilo de cinco personas diferentes. Reflexiona sobre éste y escoge los criterios generales que les transmitirías para ayudarlos a conseguir un estilo de vida saludable.
Terminaremos esta UAPA retomando las preguntas que te hicimos al inicio. ¿Las recuerdas? Aquí te las dejamos nuevamente.
El estilo de vida es el patrón de conducta de la vida diaria; está conformado por las características bajo las cuales se lleva a cabo la alimentación, la actividad física, el consumo de drogas legales e ilegales, el manejo del estrés, las relaciones personales, los hábitos de sueño y las medidas preventivas, todo ello influenciado por los hábitos, las costumbres, el ambiente y las circunstancias en las que se desarrollan las personas.
Durante todo el curso de la vida, la importancia que tiene el cuidado del estilo de vida es relevante en los diferentes momentos por los que transitan las personas, ya que sus efectos en la salud o la enfermedad a largo plazo contribuyen en la configuración del estado general de salud.
En el mundo, la mayoría de los problemas de salud y causas de muerte se encuentra asociada a las condiciones de vida y a patrones de conducta poco saludables. Si bien es cierto que, en algunos casos, los individuos por sus características biológicas y socioculturales tienen la capacidad de vivir con patrones de conducta dañinos, éstos repercuten eventualmente en su calidad de vida.
Es necesario considerar que existe una corresponsabilidad entre el Estado y los individuos para lograr estilos de vida saludables. El primero debe proveer de recursos y conocimientos necesarios a las personas para que éstas, a su vez, tengan la capacidad de elegir y llevar a cabo conductas que repercutan favorablemente en su salud.
Las conductas son susceptibles de ser elegidas y modificadas por las personas de acuerdo con sus posibilidades, hábitos y costumbres. Es muy importante contar con un orientador o guía que ayude a optar por las más adecuadas.
Uno de los actores más importantes en el logro de un estilo de vida saludable es el médico; es necesario que éste considere la importancia de estudiar y atender el estilo de vida de forma integral, ya que las características de sus componentes repercuten unos con otros en el estado de salud.
Durante la consulta médica, explorar las características del estilo de vida y relacionarlas en todo momento con los problemas de salud identificados permitirá al médico establecer criterios para modificar aquello que esté afectando en conjunto el estado de salud del paciente.
Existe una necesidad creciente de establecer estrategias individuales y poblacionales que permitan modificar las conductas desfavorables para la salud. Añadir en la atención de los problemas de salud la atención integral del estilo de vida considerando las posibilidades, hábitos y costumbres de las personas imprimirá en los pacientes empatía y confianza con el médico, lo que favorecerá la modificación de las conductas.
Por todo lo anterior, los médicos debemos mantenernos activos en la promoción de estilos de vida saludables, con el optimismo que implica saber que estos cambios preservan la salud y ayudan a tener una mejor calidad de vida, favoreciendo el desarrollo pleno de los individuos en todas las facetas de la vida.
Te invitamos a realizar la siguiente autoevaluación para que pongas a prueba todo lo aprendido en esta UAPA.
A lo largo de esta UAPA, has aprendido qué es el estilo de vida, cuáles son sus componentes, cuál es el rol del médico en la promoción de estilos de vida saludables y una gran cantidad de criterios generales que puedes implementar en las personas y en ti mismo. Llegó el momento de verificar que has adquirido estos conocimientos.
En la siguiente actividad, interactuarás con una consulta médica en particular, misma que posteriormente vas a evaluar.
Fuentes de información
Básicas
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Imágenes
Memed Nurrohmad. (2017). Nota [ilustración]. https://pixabay.com/es/vectors/nota-icono-s%C3%ADmbolo-firmar-dise%C3%B1o-2389227/
Cómo citar
Gómez, L., Macedo, L. E., Robles, V. y Ríos, A. A. (2022). Estilo de vida. Unidades de Apoyo para el Aprendizaje. CUAIEED/Facultad de Medicina-UNAM. (Vínculo)