Metodología para la Identificación de Valores en Sitios Patrimoniales

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Introducción


Como seguramente ya habrás notado, prácticamente en cualquier ciudad de nuestro país existen edificios (inmuebles) y zonas históricas que se distinguen del resto de la urbe, por tener una traza urbana muy peculiar. En su momento de creación, tanto la arquitectura, como la ciudad, cubrían necesidades muy distintas a las actuales y las tecnologías constructivas determinaban formas, alturas y volumetría que contrastan con las utilizadas en el presente.

Estas creaciones realizadas por el ser humano, en el pasado, tienen valor como patrimonio histórico; ese valor se genera porque estas obras se conservaron con el tiempo y mantuvieron su morfología actual hasta nuestros días, son testimonio vivo de formas de hacer ciudad y arquitectura en el pasado.

Las zonas e inmuebles patrimoniales han adquirido en años recientes un papel importante en las dinámicas de las grandes urbes en todo el planeta; reflejan una identidad local, el empleo de materiales y saberes constructivos del lugar; y en las dinámicas del mercado neoliberal son tractores de inversión privada para el asentamiento de giros comerciales e, incluso, pueden resultar atractivas para la inversión pública, siempre y cuando esos sitios se constituyan como promotores del desarrollo local.



Reconocer la importancia de los procesos participativos, a partir de la metodología de talleres de valores de sitios patrimoniales, para su adecuada gestión.

Patrimonio cultural


Los arquitectos podemos identificar inmuebles o zonas con valor patrimonial, así como sus atributos excepcionales. Los inmuebles, sitios y los objetos históricos que ellos puedan contener en su interior (bienes muebles: pinturas, esculturas, retablos, etcétera) constituyen el patrimonio cultural material.

Sin embargo, el patrimonio cultural comprende otra categoría: lo inmaterial; que se compone de las tradiciones, expresiones, usos, sistemas de creencias que se transmiten de generación en generación. Este tipo de manifestaciones culturales son las que generan sentido de apropiación hacia el espacio construido, por parte de la gente que lo utiliza a diario; para cualquier intervención o estudio que se plantea realizar sobre un bien cultural inmueble es deseable comprender e identificar los valores, afectos imaginarios e, incluso, temores que una comunidad tiene en relación con su patrimonio edificado.

Para identificar los valores que la sociedad asigna hacia lo construido es necesario contar con metodologías participativas; la aplicación de esas metodologías genera un trinomio de trabajo entre el especialista que está interviniendo en el sitio cultural y la sociedad que ahí coexiste con el propio sitio.


Fotografía de la fiesta de la Candelaria que se realiza en Tlacotlalpan Veracruz.

México Destinos. (s. f.). Fiesta de la Candelaria [fotografía]. Tomada de https://cdnblog.mexicodestinos.com/blog/wp-content/uploads/2016/12/dia-de-la-candelaria-en-tlacotalpan-4.png


Los procesos de participación son fundamentales para identificar las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas (matriz FODA confiable), conformando un diagnóstico que determine una hoja de ruta con las prioridades de acción a realizar, teniendo como premisa el respeto por la identidad y las expresiones culturales locales. En paralelo, esos procesos permiten acordar de manera colegiada, con los representantes de los sectores sociales que interactúan con el sitio, las estrategias que se requieren para su conservación y difusión y que, idealmente, deberán formar parte de planes de gestión patrimonial.


Fotografía tomada por Francisco Gómez de un taller de participación por tanto se observan personas asistentes a dicho taller.

Taller de participación


Metodología para talleres participativos de valores patrimoniales


Delimitación/alcance territorial

Antes de comenzar un proceso de participación en un sitio con valor patrimonial es necesario delimitar el territorio sobre el que se pretende actuar; los criterios para definir el área de actuación son diversos: puede incluir una zona declarada por una instancia pública, ser un inmueble específico o, bien, una zona que el profesional puede definir de acuerdo con los criterios de la periodicidad en la que fue construido el sitio.

Fotografía tomada por Francisco Gómez para ilustrar la delimitación del territorio.

Teúl, Zacatecas

Elaboración del mapa de actores vinculados al sitio

Una vez identificado el territorio sobre el cual se actuará (se trabajará), debe realizarse un mapa de actores que estén involucrados en ese lugar; dichos actores tienen atribuciones sobre el sitio para realizar obras de conservación: son personas que los utilizan o, bien, son colectivos sociales.

Por su grado de vinculación, o el tipo de relación que cada uno de estos actores tiene con el sitio, se pueden clasificar en actores de primer nivel (también conocidos como internos), y actores de segundo y tercer nivel (ambos considerados actores externos).


Los actores de primer nivel son aquellos que a diario coexisten con el sitio: pueden ser habitantes o comerciantes; las acciones que ellos realizan o dejan de hacer tienen una incidencia directa sobre el estado de conservación física del lugar. De esta manera, buena parte del estado de conservación del bien cultural depende de las decisiones que estos actores tomen. Por ejemplo, si deciden realizar modificaciones en fachadas que alteren la morfología original de algún inmueble, afectarán la unidad de estilo del mismo, teniendo un impacto negativo en la imagen urbana de un sitio patrimonial.

Si, por el contrario, deciden conservar los elementos que conforman el carácter histórico, auténtico y original del inmueble, contribuirán de manera sustancial a su preservación. Los actores de segundo nivel son, generalmente, instancias del gobierno local (municipios o alcaldías) que, por sus atribuciones, están obligados a realizar servicios urbanos o trabajos de conservación en el sitio patrimonial. En este rubro destacan el mantenimiento de redes subterráneas, la poda de árboles, el cableado eléctrico, el transporte público, etcétera.

Las acciones que realizan estos actores, aun cuando no convivan o trabajen en el sitio, tienen una incidencia directa en su estado de conservación, pues ejercen recursos públicos en el sitio patrimonial, por lo que las acciones de éstos deben ser bien orientadas y canalizadas.

Los actores de tercer nivel ni viven en el sitio, ni tienen atribuciones u obligaciones sobre ese territorio; sin embargo, tienen algún interés especial en estudiar el lugar por su historia, por sus características, por sus cualidades o por los fenómenos sociales que hicieran. En este ámbito entran las instituciones educativas, los investigadores o, bien, los organismos de la sociedad civil involucrados con la preservación del patrimonio cultural.



Ejemplo de mapa de actores de un sitio patrimonial


Una vez identificado el mapa de actores, es necesario ubicar a los líderes que representen los sectores involucrados en cada uno de los tres niveles de actuación, para invitarlos a participar en los talleres de identificación de valores; de esta manera, las visiones, las conclusiones, las soluciones y los planteamientos de problemáticas que se logren están conformados por todos los sectores y ámbitos de actuación involucrados en el sitio patrimonial.

La invitación que se haga a cada representante deberá estar personalizada, firmada por alguna autoridad que esté promoviendo el proceso participativo; deberá identificar los objetivos de los procesos de participación y hacer énfasis en la importancia de la colaboración de los actores involucrados, lo cual genera un apoderamiento y un compromiso personal por asistir a este tipo de detalles.

Fases del taller de identificación de valores patrimoniales


Los talleres de valores patrimoniales tienen una metodología y unas fases que garantizan la interacción de los participantes y, al mismo tiempo, evitar confrontaciones que podrían afectar el desarrollo de este ejercicio ciudadano; tienen cinco fases fundamentales:

1. Integración
2. Identificación de bienes patrimoniales (individual)
3. Relacionar valores con riesgos de acciones (individual)
4. Integración de aportes (colectiva)
5. Conclusión del taller (colectiva)
6. Seguimiento

A continuación, se describe cada una de las fases del taller de valores:


Es una actividad para romper el hielo; los participantes se presentan entre sí, conversan y se enumeran para conformar mesas de trabajo; cabe señalar que preferentemente deberá tenerse un máximo de 35 participantes, los cuales trabajarán en siete mesas de cinco personas cada uno.


Fotografía tomada por Francisco Gómez para ilustrar la fase de integración del taller de valores.

Fase de integración

Cada participante enlista los atributos que hay en el lugar y que él considera deben ser legados a las próximas generaciones; al mismo tiempo, aquellos atributos que le generan un orgullo por ser parte de su barrio. Cada mesa tendrá un facilitador o coordinador, el cual escogerá los atributos que mayor mención tuvieron por parte de los participantes, para trabajarlos en la siguiente fase del taller.


Fotografía tomada por Francisco Gómez para ejemplificar la fase de identificación del taller de valores.

Fase de identificación

Una vez identificados los atributos que tuvieron mayor mención en cada mesa, cada uno de los participantes realiza una tabla donde identifica qué amenazas presenta ese patrimonio, por qué es importante, por qué debe conservarse y qué acciones, de manera directa, puede hacer para contribuir a su cuidado; esta fase tiene como objetivo concientizar a la comunidad sobre la necesidad de su participación directa, en torno al sitio.


Fotografía tomada por Francisco Gómez para ilustrar la fase de relacionar valores con riesgos de acciones individuales en el taller de valores.

Fase de relacionar valores con riesgo

Cada mesa trabajará uno de los bienes que mayor repetición tuvo, siendo diferente uno de otro, utilizando la misma tabla de la fase anterior; pero sobre un valor colectivo y, luego, lo discutirán entre ellos, a fin de intercambiar, en su mesa de trabajo, visiones y opiniones en torno a una misma problemática. Además, se abren a discusión y complementación colectiva los temas que se consideraron relevantes.


 Fotografía tomada por Francisco Gómez para ilustrar la fase donde de manera colaborativa los participantes en el taller brindan sus aportaciones.

Fase de integración de aportes

Cada una de las mesas que participaron en el taller presentan las conclusiones de su discusión, de la fase anterior, ante todos los participantes; aquí la discusión involucra a todos los asistentes al taller y permite el intercambio de visiones, que deberá ser manejado por un moderador, con el objeto de no exceder los tiempos que se requiere para un ejercicio de este tipo, el cual no debe sobrepasar más de cuatro horas en total. Además, se presenta un cierre por los expertos en los temas relevantes y valores identificados.


 Fotografía tomada por Francisco Gómez para ilustrar la fase donde se presenta las conclusiones del taller.

Fase de conclusiones

Una vez concluido el taller, los resultados se deberán tabular y presentar de manera gráfica y escrita, con un lenguaje de fácil comprensión, a los participantes del taller y se indicará el uso que tendrá esta información, ya sea para un plan de gestión, para realizar una serie de acciones específicas o, bien, para algún estudio académico.


Fotografía tomada por Francisco Gómez para ilustrar la fase donde se presenta un diagrama de los resultados obtenidos en el taller.

Fase de seguimiento

Actividad. El patrimonio cultural

Los bienes del patrimonio cultural tienen diferentes roles y clasificaciones. A continuación, veamos si identificaste algunas de sus características:


Autoevaluación. Metodología de talleres participativos

Los talleres de participación tienen objetivos específicos, identifica los aspectos propios de su metodología.


Fuentes de información

Básicas

Bibliografía

Cortés, X. (2014). Planeación participativa en centros históricos. Tres casos de estudio: Campeche, Guanajuato y Zacatecas. México: UNAM-PUEC.

Gómez, P. (2014). La gestión urbana de los centros históricos. En Estudios sobre la conservación, restauración y museología, 1, 189-196.

Querol, M. (2010). Manual de Gestión del Patrimonio Cultural. Madrid, España: Akal Textos.

Secretaría de Desarrollo Social. (2015). Guía metodológica para la formulación, seguimiento y elaboración de planes de manejo para las ciudades mexicanas Patrimonio de la Humanidad y los centros históricos y tradicionales del país. México: SEDESOL.

Complementarias


Documentos electrónicos

Consejo Internacional de Sitios y Monumentos (ICOMOS). (1964). Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración de Monumentos y Sitios (Carta de Venecia, 1964). Consultado de https://www.icomos.org/charters/venice_sp.pdf

Consejo Internacional de Sitios y Monumentos (ICOMOS). (1987). Carta Internacional para la Conservación de Ciudades Históricas y Áreas Urbanas Históricas (Carta de Washington, 1987). Consultado de https://www.icomos.org/charters/towns_sp.pdf

Consejo Internacional de Sitios y Monumentos (ICOMOS). (2008). Carta ICOMOS para Interpretación y Presentación de Sitios de Patrimonio Cultural Québec, Canadá. Consultado de https://www.icomos.org/charters/interpretation_sp.pdf

UNESCO. (1972). Convención del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural. Consultado de http://portal.unesco.org/es/ev.phpURL_ID=13055&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html

UNESCO. (2008). Directrices Prácticas de Aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural. Consultado de http://whc.unesco.org/archive/opguide05-es.pdf


Cómo citar

Gómez, P. F. (2018). Metodología para la identificación de valores en sitios patrimoniales. Unidades de Apoyo para el Aprendizaje. CUAED/Facultad de Arquitectura-UNAM.